Tu perro es más listo de lo que piensas. Enséñale los
comandos que consideres necesarios. Déjale claro cuales son las conductas
correctas. Procura tener un buen vínculo con él. Pasa tiempo con tu mascota y
preocúpate de que tenga paseos y socialización suficiente. Procura que se
ejercite física y mentalmente de forma adecuada. Pero no estés encima de él
todo el día. No lo sustituyas en aquello que puede hacer, no lo lleves en
brazos, ni pienses que es como un niño. No. No es un niño. Es un perro.
Tu perro se maneja bien. Sabe localizar las fuentes de
beneficios y sabe la forma de conseguirlos. Quiere tener un lugar para él solo,
y quiere tener espacio. Que le dejen
tranquilo muchas veces. Le molestan los abrazos y los besos. Los achuchones.
Debes vigilar por su salud. Y eso incluye que le des la
comida justa. Si le pones comida sin control, o le rellenas el bowl una vez ha
hecho desaparecer su contenido, sin duda que comerá más de lo que le viene
bien. Engordará, y eso perjudicará su calidad de vida.
A la hora de comprarle cosas, piensa primero en que sean de
calidad y en la utilidad real que van a tener para tu perro.
Procura informarte sobre sus necesidades veterinarias. No lo
dejes al azar.
Sé cívico y respeta a los que no comparten su afición por
los perros o muestran desagrado. Recoge siempre los excrementos, por higiene y
por educación.
Y no tengas reparos en consultar y ponerte en manos de un
profesional para lo que necesites.
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