Mostrando entradas con la etiqueta veterinario. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta veterinario. Mostrar todas las entradas

lunes, 27 de abril de 2015

Preparando la visita al veterinario

Os dejo un video bien sencillo de cómo preparar a nuestro perro para la visita al veterinario. 

Así, como veréis, le acostumbramos a asociar esa visita a algo agradable, a pesar de que le toquen, le abran la boca, le examinen las patas….

Merece la pena preparar las visitas al veterinario. 

Si tiene malas experiencias allí, será cada vez un triunfo pasar la consulta. Se da el caso de perros que se ponen muy tensos cuando entran en la calle de la consulta veterinaria. Incluso que se niegan a continuar avanzando hacia allí. Es tal su trauma que se vuelven poco menos que imposibles. 

Pero eso se puede evitar. Aquí os dejo el video. Seguro que nos da pistas:


sábado, 9 de abril de 2011

Leishmaniosis canina


Carta abierta de un Flebotomo:

Hola lectores:

Soy un mosquito que desde mayo hasta octubre zumbará cerca de los oídos de vuestros perros. Soy "la" transmisora de la leishmaniosis. Digo "la" porque soy la hembra del flebotomo. Los machos de mi especie no transmiten la enfermedad. Soy diminuta, no mido más de 2-3 mm y me podéis reconocer a simple vista porque soy de color ocre amarillento y mis patas y cuerpo están cubiertos de pelo. Desde hace años me alimento mejor porque vuestro empeño de ir a vivir al campo ha hecho que construyáis vuestras viviendas muy cerca de donde siempre he habitado, es decir, en entornos periurbanos. Además tenéis la sana costumbre de ir acompañados de uno o más perros. Me alimento de sangre y de materia orgánica, de donde obtengo los azúcares necesarios necesarios para vivir. La sangre que más me gusta es la del perro, aunque también pico a otros animales domésticos (hámster, gato), de abasto, salvajes (zorro, jineta, ratón), e incluso puedo picar al ser humano.

Pongo mis nidos en madrigueras, grietas de muros, huecos de árboles, alrededores de césped húmedo y piscinas, establos, corrales, sótanos, alcantarillas, leñeras, vertederos. Me gustan sobre todo las zonas poco iluminadas y con una humedad alta y constante. Vivo en altitudes entre 800 y 1000 metros y mi actividad la desarrollo a temperaturas superiores a 18 grados centígrados.

No me veréis volar en los días lluviosos o de excesivo viento, no sé nadar y mis alas son frágiles.

Salgo a comer al atardecer y en las primeras horas de la noche, aunque si el amanecer no es muy frío también me animo a dar una vuelta. Mi ciclo vital suele comenzar en mayo (en marzo si las temperaturas son las adecuadas) y termina en noviembre; cuando más me alimento es en julio y septiembre.

En cada ciclo vital pico tres o cuatro veces, ya que lo necesito para hacer mi puesta de huevos y perpetuar mi especie. Pongo entre 50 y 100 huevos y vivo unos 35 días; mis hijos nacen a los 7-10 días, después de la puesta y mis larvas son capaces de hibernar hasta el año siguiente.

En mis vuelos no recorro grandes distancias, no más de un kilómetro, por eso, tendréis amigos con perros afectados por la leishmaniosis en una zona cercana, mientras que los vuestros estarán sanos o viceversa. Soy un poco "vaga", me gusta volar bajo y contra el viento, si éste es flojito. Puedo picar tanto dentro como fuera de las viviendas, aunque me gusta mucho más hacerlo en el exterior, y tengo un gran defecto, y es que se me puede atrapar con trampas de luz.

Sé que os preocupa mucho la enfermedad que transmito, sobre todo porque teméis que os pueda contagiar a vosotros, además de a vuestros perros. Debéis estár tranquilos. Hace años se hizo un estudio en Évora (Portugal). Se analizaron todos los perros de esa población y el 6,9% estaba infectado por leishmania. Pues bien, ningún habitante de Évora contrajo la enfermedad. Además, la leishmaniosis humana se cura en no más de cuatro meses.Somos un poco sibaritas y nos gusta más la sangre de perro, lo que explicaría lo que acabo de contar.

Durante nuestra época de actividad 30 de cada 1000 perros sufrirán nuestros picotazos y se infectarán de leishmania, pero, ¡atención!, no todos desarrollarán la enfermedad. Me explico, de cada 100 perros infectados, el 50% enfermará, el 40% permanecerá asintomático y el 10% se curara de forma natural. Del 50% de los enfermos, tan sólo un 10% morirá o tendrá que ser eutanasiado por complicaciones graves de hígado o riñón. Como veréis no es "tan fiero el león como lo pintan".

Transmito una enfermedad que no se manifiesta de inmediato. Vuestros perros pueden tardar meses (entre dos y doce), e incluso años en manifestar algún síntoma.

Una de cada tres de nosotras es portadora del parásito, leishmania. Una vez que extraemos la sangre inoculamos las leishmanias, y según funcione el sistema inmunitario de vuestro perro, éste desarrollará o no la enfermedad. Una vez que la leishmania ha traspasado la piel, penetrará en los glóbulos blancos, se reproducirá y los destruirá.

Luego pasará al torrente sanguíneo y se dirigirá hacia la médula, el bazo y ganglios linfáticos. Los síntomas que veréis serán muy variados, y los veterinarios hablan de una forma cutánea y otra visceral, pero en numerosos casos ambas se presentarán simultaneamente.

La leishmania se localizará después en piel, hígado, riñón, aparato digestivo, ojos, articulaciones y producirá procesos inflamatorios responsables de los síntomas. Veréis lesiones cutáneas en forma de descamación de color blanco plateado, similar al amianto, más pronunciada en la cabeza, pabellones auriculares y miembros, para encontrar luego lesiones ulcerativas, sobre todo en los puntos de presión.

También veréis afectadas las almohadillas, y los espacios interdigitales. Aparecerán fiebres intermitentes, somnolencia, falta de apetito, cojeras, inflamación ganglionar, crecimiento exagerado de las uñas, hemorragias principalmente nasales, adelgazamiento, consunción muscular y, debido a la inmunosupresión, complicaciones como demodicosis generalizada y foliculitis bacterianas. En otros casos más graves se desarrollará una irreversible insuficiencia hepatorenal.

En un análisis de sangre, vuestro veterinario encontrará alteraciones en las proteínas y normalmente anemia. Por los síntomas y los análisis podrá indicaros el pronostico y tratamiento más adecuado en cada caso. A lo mejor necesita hacer una punción de médula o de ganglios, e incluso una biopsia de piel.

Existen pruebas de laboratorio específicas para diagnosticar esta enfermedad que no siempre serán definitivas, pero la familiaridad de vuestro veterinario con la leishmaniosis bastará para solucionar el rompecabezas que a veces supone enfrentarse a ella.

Llevan años trabajando en esta patología y os aseguro que en un 90% de los casos conseguirán la curación clínica de vuestros perros, si les ayudáis en el tratamiento y seguimiento de la enfermedad. De vuestra implicación positiva dependerá mucho el éxito y la salvación de vuestros perros. Preguntar nunca está de menos.

De la terapia a seguir no os contaré nada porque es en las clínicas donde deben enfocarlo, en función del estado de vuestro perro y del momento en que se diagnostique la enfermedad. Tan sólo un consejo: cuanto antes se detecte, mejor será, por lo que os recomiendo que chequeéis al perro dos veces al año, una en marzo y otra en diciembre.

Os he dado pistas sobre mi vida, mis apetencias y mis costumbres, así que haciendo uso de vuestro ingenio podréis sacar importantes conclusiones para combatirme. Como no soy masoquista le cedo la palabra al veterinario, que os dará unos sanos consejos para que evitéis mi picadura sobre vuestros perros, y el modo de hacerme la vida imposible. Tengo el cerebro de un mosquito, pero no soy tonta aunque lo parezca.


COMO PREVENIR LA ENFERMEDAD

Como habéis leído el flebotomo es el transmisor de la leishmaniosis, y por eso casi todas las medidas preventivas deben ir encaminadas a evitar su picadura, y a ser posible a acabar con él:

-Debemos aplicar insecticidas sobre el perro. En el mercado existen numerosos productos que en "teoría" lo repelen, pero lo cierto es que tan sólo dos se encuentran registrados para tal uso y presentan pruebas clínicas concluyentes sobre su efectividad. Para mí el más efectivo es un collar antiparasitario cuyo principio activo es la deltametrina. Debéis cambiarlo cada cuatro meses.

-Podemos aplicar otros insecticidas de efecto residual (indicados contra mosquitos) en la cercanía de la caseta del perro, alrededores de la vivienda, leñeras y muros.

-Eliminar de la cercanía de vuestras casas restos vegetales, escombros y basuras, alejando al perro lo más que podáis del césped húmedo y las piscinas.

-Evitar que vuestro perro permanezca en el exterior desde el atardecer hasta las primeras horas de la noche (o de la mañana preferentemente). Si esto no es posible podéis colocar una tela mosquitera en su caseta e intentar que permanezca en su interior en las horas comentadas. Las mosquiteras convencionales no valen, debido al pequeño tamaño de este mosquito. Sus medidas deben ser de 0,4-0,5 milímetros cuadrados de malla.

-Rociar con insecticidas residuales cercos de puertas y ventanas.

-Las trampas de luz pueden ser útiles, pero no debéis colocarlas en zonas próximas a donde se encuentra el perro.

-Este mosquito puede picar en el interior de las casas, pero lo hace raramente. Un sistema eléctrico de pastillas antimosquitos os evitará esa posibilidad.

Debo comentaros la existencia de un nuevo mecanismo de contagio humano en el que este mosquito no actúa como vector. Cada día son más los casos de drogadictos positivos al VIH que son portadores de leismania. Dada su costumbre de inyectarse en zonas periurbanas, como poblados chabolistas próximos a vertederos o edificios en ruinas, algunos se infectarían de forma primaria por la picadura del flebotomo, y a continuación de unos a otros a través de las jeringuillas "prestadas". Cuidado por tanto con las jeringuillas, que desgraciadamente pueblan cada día con más frecuencia los suelos de nuestros parques.

Hay estudios que certifican que hasta un 9% de las personas infectadas por VIH también lo están por leishmania, que encuentran un excelente caldo de cultivo en los cuerpos de los drogadictos inmunodeprimidos.

Para concluir y pensando en aquellos que, a pesar de vivir en zonas urbanas (con muy baja incidencia de esta enfermedad) vayáis a pasar las vacaciones a otros lugares, os indico según los datos estadísticos y en porcentajes, las zonas de España donde esta enfermedad aparece en menor o mayor medida:

-Andalucia: 8,8
-Aragón: 7-10
-Baleares (excepto Menorca): 14
-Castilla-La Mancha: 7
-Cataluña (según zonas): 9,3-18
-Extremadura: 12
-Madrid: 38% en perros de guarda
-Murcia: 9
-Navarra: 4,4
-Valencia: 10

Buen verano sin flebotomos y por tanto sin Leishmania.

Agradecimiento: a http://www.adiestralo.com/ por permitirme publicar este artículo.
Autor: José Enrique Zaldívar Laguía. Artículo publicado en la revista El Mundo del Perro.

domingo, 13 de febrero de 2011

Las visitas al veterinario

Cuando visitamos al veterinario con nuestro perro, tenemos ocasión de observar el comportamiento tanto del nuestro como de otros que encontramos en la sala de espera. Aunque todos suelen presentar comportamientos nerviosos, las diferencias entre reacciones de unos y otros pueden llegar a ser realmente llamativas. Mientras unos jadean un poco y se echan en el suelo, otros pueden estar gimiendo e incapaces de estar quietos, y otros temblando de miedo y ladrando sin parar.

Algunos perros son por naturaleza más tranquilos, menos miedosos y aprenden a sobrellevar mejor el estrés. Sin embargo, el miedo al veterinario es casi siempre aprendido. En este artículo vamos a intentar analizar las causas de este miedo y las posibles soluciones para que la visita al veterinario no suponga un trauma para todos.


El comienzo

Ningún cachorro que no haya sufrido ningún accidente o enfermedad, debería tener miedo al veterinario. Las primeras visitas son algo nuevo para él, pero en la vida del cachorro todo es nuevo. Si le presentamos este nuevo estímulo como el resto de cosas, es decir, de una manera progresiva y agradable, estas visitas no deberían suponer un problema. Usar muchos premios cuando nos acercamos y al entrar en la consulta hará que la asociación con el lugar sea buena. La mayoría de las personas que trabajan en la clínica, así como los propios veterinarios no tendrán problema en darle algún premio cuando se lo pidamos. De la misma manera, la manipulación del cachorro durante la exploración puede ser un poco chocante para él, pero si esto lo hemos trabajado previamente en casa para acostumbrarlo, podrá sobrellevarlo mucho mejor.

Antes de la visita, deberíamos acostumbrar a nuestro cachorro a ser manipulado de manera agradable, premiándole cada vez que inspeccionemos sus orejas, sus dientes o palpemos su abdomen. La mayoría de los perros son muy tolerantes con estas manipulaciones si lo hacemos con cuidado y cuando el perro está tranquilo. Una buena idea es pellizcar la piel de la nuca haciendo un poco de presión pero sin hacerle daño. Esto es algo que hará el veterinario antes de ponerle cada vacuna, y la mayoría de los perros reaccionan más a este “pellizco” que a la inyección en sí.

También es interesante acostumbrar a nuestro cachorro a estar sobre una superficie fría y resbaladiza que simule la mesa del veterinario.


La sala de espera

En muchas ocasiones, mientras estamos en la sala de espera, hay otros dueños con sus animales. Puede que tanto el nuestro como otros tengan dolores, malestar, no hayan descansado bien o les hayan puesto alguna inyección. Esta es una situación de estrés muy fuerte, y no es un buen momento para que nuestro perro se relacione con otros. Lo mejor es acudir con cita previa, para esperar lo menos posible, e intentar limitar el contacto de nuestro perro con otros perros o personas. Incluso perros habitualmente tranquilos, pueden comportarse de manera agresiva en esta situación de miedo, mucho más si el otro perro también está asustado.

Si es necesario, podemos esperar nuestro turno fuera de la clínica, así evitamos posibles conflictos.


Cuando aparecen los miedos

A pesar de acostumbrar a nuestro perro desde cachorro a las visitas a la clínica, es posible que aparezcan los miedos, ya que sólo vamos al veterinario para cosas desagradables. Aunque es muy difícil hacer del veterinario algo agradable, al menos podemos conseguir que nuestro perro entre y se comporte de una manera tranquila.

El mayor problema es que habitualmente para ir a una visita veterinaria seguimos rutinas que sólo realizamos en esas ocasiones. Por ejemplo, hay perros que sólo montan en coche para ir al veterinario, o calles por las que sólo pasamos para llegar a la clínica. Debido a esto, nuestro perro empieza a ponerse nervioso desde el momento en que se da cuenta. Una buena idea es desmenuzar estas rutinas en partes que podamos hacer en distintas ocasiones. Sacar la cartilla de vacunación de su lugar habitual y volverla a guardar, pasear habitualmente por la calle del veterinario, o entrar a la clínica simplemente para que dentro le den un premio y volver a salir. Si conseguimos que esto sea normal en la vida diaria, o al menos ocurra con cierta frecuencia, el día que realmente visitemos al veterinario nuestro perro tardará más en ponerse nervioso. Esto es muy importante, ya que cuanto más calmado esté, será más fácil de manejar, se dejará explorar mejor y después se recuperará antes del mal trago.


El bozal

Todos los perros, por tranquilos que sean, deberían estar acostumbrados a llevar un bozal al menos por un periodo corto de tiempo. Ponérselo sólo cuando vamos al veterinario y ya ha demostrado un comportamiento agresivo no es una buena idea. Con eso sólo lograremos ponerlo más nervioso en una situación que ya es tensa, y además corremos el riesgo de que nos muerda.

Es mucho más fácil acostumbrarlo en casa cuando el perro está tranquilo. Poner un trozo de comida dentro y esperar que el perro lo coja, con paciencia, al principio en la parte más externa. Se lo podemos ir poniendo por periodos muy cortos, y premiándole por estar tranquilo.

El bozal indicado para esto es el típico bozal “de cesta”, totalmente cerrado pero que permite al perro abrir la boca. Esto es muy importante, ya que el perro puede jadear y a la vez le permite comer los premios que le vamos dando.

La misión del bozal en ningún caso debe ser castigar al perro. Es importante ponérselo antes de llegar al veterinario, no porque una vez allí cuando se ponga nervioso.


Qué hacer si el perro se asusta

Cualquiera de nosotros siente al menos cierta incomodidad cuando visita al dentista. No mejoraría nada la situación si cada vez que vamos la persona que nos acompaña se altera y nos grita y zarandea cuando nos ponemos nerviosos. En el caso de nuestro perro la situación es la misma, en ningún caso debemos gritar, dar tirones de la correa ni enfadarnos si nuestro perro tiene miedo a ir al veterinario. Debemos ser conscientes de que además ellos no entienden el porqué de nuestro empeño de ir a un sitio donde personas extrañas los manipulan, les hacen daño y además está lleno de olores raros y perros asustados. Es importante entender que nuestro perro no puede evitar estar asustado, y que para el somos un referente. Si mantenemos la calma y le hablamos de manera agradable y tranquila, es posible que el también se relaje un poco, o al menos no incrementamos su nerviosismo. Sin embargo, si también nos ponemos nerviosos y le regañamos o gritamos, sólo estamos añadiendo estrés a una situación ya de por sí estresante.

Estos consejos tienen como objetivo rebajar los miedos de nuestro perro en el veterinario o disminuir la posibilidad de que aparezcan. Sin embargo, si tu perro presenta una fobia o un problema realmente serio deberías reducir las visitas a tu veterinario a lo mínimo imprescindible, y realizarlas de la manera más rápida y menos dañina para él. En este caso, recomendamos que consultes con un profesional que te ayude a solucionar el problema concreto de tu perro y diseñe una terapia de comportamiento específica para él.


Agradecimientos: a Almudena Ortiz  y a Jose Luis Arias, autores del artículo, (http://www.http//revistaeducacioncanina.blogspot.com/), por permitirme publicarlo.
Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...

Seguidores Google Friend Connect