Es frecuente que los adiestradores nos refiramos a perros con un enorme interés por jugar con mordedores o pelotas como “yonkis”. Lo curioso es que le damos un valor positivo a esta expresión, porque gracias a ello podremos obtener un adiestramiento deportivo o de utilidad (aquí no me refiero al adiestramiento destinado a mejorar la convivencia) positivo, implicado, proactivo y de calidad.
Sin embargo esta fuerte predisposición puede generar lo que es,
en mi opinión, uno de los principales “riesgos
ocultos” del entrenamiento: convertir a los perros en adictos, ya sea a los
juguetes, la mordida, las pistas de obstáculos… Y cuando hablo de adictos me
refiero exactamente a eso.
El límite entre la implicación y el disfrute de algo muy
divertido y la adicción es difuso. ¿Cuándo pasa una gran afición al deporte a
convertirse en vigorexia? ¿En qué momento exacto podemos decir que estamos
rozando lo insalubre?
Para encontrar esa frontera debemos definir claramente el
concepto:
La adicción se caracteriza por la pérdida más o menos completa
del control al aparecer estímulos que anuncien la posibilidad de realizar la
conducta a la que se es adicto, como sucede cuando un
ludópata escucha el tintineo de una máquina tragaperras o cuando algunos perros
practicantes de Agility esperan el inicio de la pista. Esto implica actuar incluso de
maneras autolesivas o que serían inaceptables en situaciones de control
cognitivo saludable, ignorando las consecuencias negativas de la conducta
adoptada, así como ser incapaz de iniciar otras conductas altamente valiosas
que impidan la realización de la conducta adictiva.
No debemos confundir la adicción con la dependencia que implica
un síndrome de abstinencia físico cuando deja de suministrarse una sustancia,
mientras que en la dependencia las alteraciones
se relacionan con la carencia, en la adicción están relacionadas con la
obtención, al parecer existe un desequilibrio entre los
circuitos neuronales de búsqueda, que activan al perro para realizar una
conducta, y los de gratificación, que hacen que se sienta satisfecho al haber
obtenido lo deseado (como la pelota).
Este desequilibrio se construye a través del aprendizaje, particularmente cuando se hacen programas de refuerzo de expectativa y programas de refuerzo intermitente. Obviamente esto no quiere decir que siempre que realicemos entrenamientos de este tipo vayamos a generar adicciones, pero debe ser tenido en cuenta al entrenar a perros que ya muestran un altísimo interés por los juguetes que le ofrecemos como reforzadores.
Este desequilibrio se construye a través del aprendizaje, particularmente cuando se hacen programas de refuerzo de expectativa y programas de refuerzo intermitente. Obviamente esto no quiere decir que siempre que realicemos entrenamientos de este tipo vayamos a generar adicciones, pero debe ser tenido en cuenta al entrenar a perros que ya muestran un altísimo interés por los juguetes que le ofrecemos como reforzadores.
Evitar la adicción en determinados individuos y razas es algo
difícil cuando se entrenan trabajos deportivos y es uno de los puntos sobre los
que tengo más enfocada mi atención actualmente. Afortunadamente hay varias
cosas que podemos hacer para disminuir este riesgo y mantener en el perro una
alta implicación que permita una evolución máxima del entrenamiento. Y lo bueno
es que puede hacerse casi con cualquier sistema de entrenamiento, no vale
únicamente para el C-E.
1- Respeta su infancia:
Los cachorros están construyendo su forma de entender el mundo,
si le das una relevancia excesiva al entrenamiento durante esta etapa,
independientemente de lo respetuosa o positiva que sea tu manera de entrenar,
potenciaras que el perro lo vea como el centro de su vida. Es
importante trabajar con el cachorro, en ningún caso defiendo que no se inicie
el adiestramiento hasta la madurez, pero desde luego nunca debería ser su
actividad principal: clases grupales para cachorros (en EDUCAN tenemos unas estupendas), salidas de
socialización… son opciones más interesantes para ocupar la mayoría de la
puppy-agenda. Cuando veo cachorros con menos de seis meses que hacen prácticamente
todo su reglamento siempre tengo la misma impresión que al ver a las gimnastas
de doce años: que no han podido elegir si les gusta lo que hacen y que a esa
edad hay opciones más saludables.
2-Convive con el perro:
Nada potencia más la adicción que mantener a un perro viviendo
todo el día en una perrera y sacarle únicamente a entrenar. La
convivencia implica la interacción con los perros en muchos contextos
emocionales y sociales, y por ello una educación social mínima. Nadie tendría
en su casa a un perro que le muerde la mano cuanto sacude una servilleta o que
se pase toda la noche empujando una pelota para que se la tires. La
convivencia hace del entrenamiento otra actividad con su dueño, si todo sale
como debe, será la más divertida, pero no la única en la que el perro puede
interactuar con él y obtener refuerzos sociales e individuales.
3-Pasea por el campo:
Sé que Dani Pardos, que es lo máximo en cordura que se sirve en
adiestradores, cree que se ha abusado de la expresión “dejar al perro ser perro”
hasta convertirlo en un mantra sentimentaloide y sin sentido, pero creo
sinceramente que pasear con los perros libres por el campo les permite y
potencia disfrutar de sus capacidades naturales mejor que ninguna otra cosa,
recordándoles que no solo pelotas, mangas o saltos son divertidos.
Sólo son algunas de las opciones para pasarlo bien.
4-Que se relacione con otros perros:
Los perros tienen que relacionarse con perros, les permite
sutilezas de comunicación e interacción que engrasan sus capacidades sociales y
evitan que haga de un juguete el centro de su mundo, por
mucho que le guste. Si tienes un perro al que no le gusta interactuar con
perros desconocidos (no me refiero a casos patológicos) te recomiendo incluir
en tu familia un cachorro del sexo opuesto al de tu perro: en este caso dos en
mejor que uno, se relacionarán entre sí y tú podrás pasar horas viéndoles
jugar. Tampoco tienes que ser el centro del mundo de tu perro (ni de tu pareja,
ni de tus amigos humanos) tooodo el tiempo ¿verdad? ¿O eres así de inseguro?
5-Trabaja en equipo:
Es curioso que todas las conductas adictivas en
personas son conductas individuales (podríamos excluir las adicciones
sexuales, pero en realidad también lo son, pues el partenaire está
objetualizado), por ello el trabajo en equipo es muy eficaz
para evitar la adicción. Al existir reglas de coordinación y
subordinación que ambas partes –perro y adiestrador- deben conocer y seguir,
necesitando de la interacción para alcanzar los objetivos, evitamos que el
perro vea la pista, el juguete… lo que sea como algo que buscar obsesivamente:
la pista es algo que requiere la colaboración de ambos y la pelota o el
mordedor son elementos para jugar con su guía, no objetivos por sí mismos.
6-Ten una manera de indicarle cuándo ha terminado de trabajar:
Si a tu perro le encanta el adiestramiento y no sabe claramente
cuando termina una sesión será fácil que mantenga la expectativa de
continuarla, requiriéndote a ello de manera insistente. Ten
un comando o señal que uses siempre cuando termines una sesión, si eres
consistente en muy poco tiempo sabrá diferenciar cuándo puede acceder a la
pelota y cuándo no, mejorando su autocontrol y aprendiendo a desconectarse del
juguete.
7-Mantén una comunicación honesta con tu perro:
Debo reconocer mi antipatía a todo programa de refuerzo
intermitente, cuando el perro no sabe si aparecerá o no el premio se obsesiona
con él y no puede conectar su concentración relajada, disfrutando de lo que está haciendo sin pensar únicamente
“pelota, pelota, ¡¡peloooota!!”. Veo muchos perros de razas afectuosas e
inteligentes, como los malinois, convertidos en adictos por programas de este
tipo. La comunicación honesta quiere decir
que el perro sabe qué es lo que va a pasar cuando realiza una conducta:
si le hemos indicado que conseguirá la pelota por hacer algo debe obtenerla
siempre, si no se la vamos a dar el perro debe saberlo también. Quizá este es el punto que más excluyente resulte para
determinados modelos de adiestramiento y es que es una seña muy identificativa
del trabajo C-E. Pero si practicas otro modelo de entrenamiento
que hace imposible la comunicación honesta no te preocupes, sé más escrupuloso
al seguir el resto de los consejos de este artículo y mantendrás a tu perro
lejos de la adicción sin necesidad de cambiar tu forma de entrenar.
8-No seas obsesivo adiestrando:
Los perros son muy empáticos, para tu perro será muy difícil no
obsesionarse con el entrenamiento si tú lo estás.
Hace muchos años un excelente entrenador y amigo me propuso dejarme a su perro
un tiempo porque lo tenía sobreentrenado y no se consideraba capaz de parar si
lo tenía en casa. A los lectores que no tengan interés en el adiestramiento
deportivo les podrá parecer un caso exagerado, no creo que coincida con ellos
nadie que lo practique. Es difícil cambiar nuestra actitud hacia el
adiestramiento, pero es fácil ponernos unos límites: deja un par
de días a la semana libres de entrenamientos, tú puedes pasar
el mono viendo videos de adiestramiento en internet, leyendo sobre ello o
incluso opinando en foros (pero sin abusar Payno, sin abusar en ningún sentido). Además oblígate
a pagarle al perro por cada hora que dedica al entrenamiento a la
semana con otra hora de actividades divertidas de otro tipo,
valen las descritas de pasear por el campo o jugar con perros, pero también
sesiones de masaje relajante o (si no es lo que entrenas) sesiones lúdicas de
trabajo de olfato, llévalo a nadar en un pantano o rio…. Esa contabilidad te
asegura que le remuneras en calidad emocional por implicarse tanto en el
adiestramiento, al fin y al cabo en Google, empresa famosa por los resultados y
compromiso de sus trabajadores, tienen sillones de masaje y videojuegos para
los empleados. Y no parece que les vaya mal.
La adicción es un riesgo real en los perros seleccionados y
destinados al trabajo deportivo o funcional de casi cualquier especialidad, es
nuestra responsabilidad mantenerles emocionalmente saludables para que
disfruten del adiestramiento tanto como nosotros, pero se obsesionen con él
bastante menos.
Agradecimiento: a Carlos Alfonso López (www.educan.es/blog), por permitirme publicar su artículo.
2 comentarios:
Después de leer este artículo... me he quedado igual. No me aporto nada, no se si sera que no se explico bien o que soy muy cortita.
Para entender la adicción a las pelotas, juguetes o palos que lanzamos debemos entender como nos adiestre el perro para que lo hagamos.
Buenos consejos, en mi experiencia siempre he tenido problemas por ser obsesivo adiestrando a mis perros. Espero corregir eso
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