lunes, 13 de octubre de 2014

El juego de los cinco minutos



Hace poco me hablaban de una aplicación de móvil que te indica ejercicios de gimnasia –gimnasia sueca podríamos decir- de forma que en siete minutos al día completas una tabla con la que dejas ejercitados prácticamente todos los músculos.

Bueno, algo parecido deberíamos hacer con nuestro perro, no sé si cinco o siete minutos; en todo caso un rato concreto y no muy largo.

Si todos los días dedicamos esos pocos minutos a entrenar a nuestro perro, enseñándole nuevas conductas o repasando las ya conocidas, sin un aparente gran esfuerzo podríamos tener a un verdadero ciudadano canino.

La gracia está en saber mejorar cada conducta. Es decir, para asegurar una respuesta muy fiable del perro y para posibilitarla en diferentes escenarios físicos o situaciones emocionales del perro, deberíamos prever esas variables y entrenar con ellas. 

Así, por ejemplo enseñándole a sentarse nos interesa no sólo que se siente cuando lo digamos, sino entrenar que ese estar sentado dure más  tiempo, o que se produzca aun cuando haya un ruido fuerte, o pase alguien corriendo, o en distintos tipos de superficie, o cuando el perro está motivado por otra cosa….por eso esos cinco minutos pueden practicarse  aprovechando que estamos en distintos lugares por la calle, en un parque, aprovechando situaciones nuevas…

No se trata de hacer de nuestro perro una estrella del cine.  Pero en esos cinco minutos le podemos enseñar además nuevas cosas: además del sentarse, tumbarse, coger, dejar, mirarnos, venir, etc, podemos ir practicando nuevos trucos: buscar, ladrar, callarse, hacer el muerto, etc... lo que queramos.

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