Hace poco me hablaban de una aplicación de móvil que te indica ejercicios de gimnasia –gimnasia sueca podríamos decir- de forma que en siete minutos al día completas una tabla con la que dejas ejercitados prácticamente todos los músculos.
Bueno, algo parecido deberíamos hacer con nuestro perro, no sé
si cinco o siete minutos; en todo caso un rato concreto y no muy largo.
Si todos los días dedicamos esos pocos minutos
a entrenar a nuestro perro, enseñándole nuevas conductas o repasando las ya
conocidas, sin un aparente gran esfuerzo podríamos tener a un verdadero
ciudadano canino.
La gracia está en saber mejorar cada conducta. Es decir, para
asegurar una respuesta muy fiable del perro y para posibilitarla en diferentes
escenarios físicos o situaciones emocionales del perro, deberíamos prever esas
variables y entrenar con ellas.
Así, por ejemplo enseñándole a sentarse nos interesa no sólo que se
siente cuando lo digamos, sino entrenar que ese estar sentado dure más tiempo, o que se produzca aun cuando haya un ruido
fuerte, o pase alguien corriendo, o en distintos tipos de superficie, o cuando
el perro está motivado por otra cosa….por eso esos cinco minutos pueden
practicarse aprovechando que estamos en
distintos lugares por la calle, en un parque, aprovechando situaciones nuevas…
No se trata de hacer de
nuestro perro una estrella del cine. Pero
en esos cinco minutos le podemos enseñar además nuevas cosas: además del
sentarse, tumbarse, coger, dejar, mirarnos, venir, etc, podemos ir practicando
nuevos trucos: buscar, ladrar, callarse, hacer el muerto, etc... lo que queramos.
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